Demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii)
Kea (Nestor notabilis)
Cacatúa negra brillante (Calyptorhynchus lathami)
Petrel de patas rosadas (Pterodroma cookii)
Koala (Phascolarctos cinereus)
Possum pigmeo de montaña (Burramys parvus)
Morepork (Ninox novaeseelandiae)
Quokka (Setonix brachyurus)
Nothofagus gunnii (haya de Tasmania)
Athrotaxis selaginoides (pino de King Billy)
Dacrydium cupressinum (rimu)
Phyllocladus aspleniifolius (celery-top pine)
Elaeocarpus holopetalus
Lagarostrobos franklinii (pino Huon)
Libocedrus bidwillii (cedro de Nueva Zelanda)
1. Factores Naturales
Incendios forestales: más frecuentes e intensos por el cambio climático, destruyen especies sensibles al fuego.
Sequías y heladas anormales: afectan la regeneración vegetal y la disponibilidad de agua.
Plagas y enfermedades: como el Phytophthora cinnamomi, que daña raíces de árboles nativos.
Eventos extremos: tormentas y ciclones derriban árboles y erosionan el suelo.
2. Factores Antrópicos (Humanos)
Deforestación: tala para madera, agricultura o urbanización reduce la cobertura vegetal y fragmenta hábitats.
Especies invasoras: como zarigüeyas, gatos y plantas exóticas, que compiten o depredan especies nativas.
Cambio climático: altera el régimen de lluvias y temperatura, desplazando especies fuera de su zona ideal.
Construcción de caminos y represas: fragmenta corredores biológicos y modifica cuencas.
Contaminación del aire y el suelo: afecta la calidad del hábitat y puede causar enfermedades en fauna y flora.
Turismo no regulado: genera erosión, ruido y residuos en zonas naturales sensibles.
Caza y recolección ilegal: reduce poblaciones de especies vulnerables.
Pérdida de polinizadores: afecta la reproducción de muchas plantas nativas.